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un umbral entre dos espacios conceptuales, representando el pensamiento liminal y la conexión entre disciplinas.

Pensamiento liminal : Pensar entre cajas

¿Qué haces cuando el mapa que usabas deja de servir? ¿Cuándo el problema no entra en ninguna caja conocida?”

Durante años, la creatividad empresarial se vendió envuelta en una consigna: «pensar fuera de la caja». Pero, a base de repetirse sin ton ni son, terminó por convertirse en una frase de presentación, un eslogan de PowerPoint, una muletilla de consultoría. Sin embargo, cuando se rasca un poco, la idea termina por desmoronarse: ¿de qué caja estamos hablando? ¿Salir hacia dónde? ¿Y después… qué?

En Cratorn, hace tiempo que trabajamos con otra imagen: la de quienes aprenden a pensar entre cajas. Porque en la práctica, los problemas más complejos no se resuelven huyendo de los marcos, sino navegando sus bordes. No se trata de romper todo lo conocido, sino de conectar lo aparentemente inconexo, de moverse con soltura entre disciplinas, lenguajes, niveles de abstracción y sistemas de poder.

Ese tipo de pensamiento tiene nombre (aunque pocas veces se mencione en entornos de gestión): pensamiento liminal. Y si bien suena abstracto, en realidad es una forma profundamente concreta de habitar la incertidumbre.

¿Qué es el pensamiento liminal?

«Liminal» viene del latín limen, que significa umbral. Un espacio intermedio. No es un lugar fijo, ni un lugar al que llegar. Es ese momento en que algo ya no es lo que era, pero todavía no se ha convertido en lo nuevo.

Pensamiento liminal, entonces, es la capacidad de sostenerse en ese umbral, de resistir la tentación de cerrar la pregunta demasiado pronto. Es pensar sin la urgencia de una respuesta inmediata, pero con la atención activa de quien busca sentido. Es el tipo de pensamiento que se vuelve crucial cuando el terreno cambia bajo los pies, cuando no hay mapas previos que aplicar, cuando el marco de siempre ya no alcanza.

Pero también es algo más: en Cratorn lo entendemos como una forma de pensamiento de frontera. La capacidad de habitar los bordes entre disciplinas, entre industrias, entre formas de saber. No como un visitante ocasional, sino como alguien que construye desde allí. Lejos de la hiperespecialización, lo que busca es ver lo que se escapa cuando cada área se encierra en sí misma. Pensar liminalmente es trazar puentes donde antes había muros.

¿Por qué el pensamiento liminal es valioso para las organizaciones?

Porque hoy los problemas verdaderamente relevantes no son unidisciplinarios. No responden a soluciones simples ni a lógicas lineales. Ya no basta con expertos de nicho o metodologías replicables: hacen falta personas que sepan traducir, conectar, articular, tensionar. 

El pensamiento liminal permite:

  • Navegar ecosistemas complejos sin caer en la confusión.
  • Hacer lecturas cruzadas de información dispersa.
  • Detectar patrones incipientes antes de que se vuelvan visibles.
  • Mantener conversaciones difíciles sin necesidad de cerrarlas rápido.
  • Unir puntos entre áreas que antes se trataban por separado.

Este tipo de capacidades están alineadas con lo que la UNESCO denomina competencias transversales clave para el siglo XXI. Entre ellas, destacan:

  • Pensamiento crítico, para analizar información, evaluar argumentos y tomar decisiones de forma reflexiva y fundamentada.
  • Pensamiento sistémico, para comprender interconexiones entre elementos y anticipar consecuencias en diferentes niveles.
  • Competencias digitales, para navegar la complejidad tecnológica. Aquí encontramos aspectos relacionados con el criterio, a la ética y a la seguridad, entre otros.

Estas competencias no solo preparan a individuos para adaptarse a cambios continuos, sino que también fortalecen a las organizaciones que buscan liderar en escenarios volátiles. Fomentan una ciudadanía activa dentro de las empresas: profesionales capaces de pensar por sí mismos, colaborar entre diversas áreas y construir soluciones que consideren tanto el contexto inmediato como los efectos a largo plazo.

La UNESCO trabaja desde hace años para integrar estas habilidades en sistemas educativos, pero su impacto trasciende las aulas: son clave también para el desarrollo del talento organizacional y la transformación sostenible.

¿Dónde aparece este tipo de pensamiento en la práctica?

El pensamiento liminal no aparece en escenarios ideales, sino en los intersticios de lo real. En esos momentos donde las reglas conocidas no aplican, donde hay que improvisar, y donde el lenguaje técnico ya no alcanza para describir lo que está en juego.

Si alguna vez te tocó:

  • traducir una necesidad humana a un lenguaje técnico (o viceversa),
  • mediar entre dos equipos que no se entienden aunque trabajan por el mismo objetivo,
  • sostener una estrategia en medio de un cambio de paradigma,
  • diseñar una política pública sin saber cómo va a reaccionar el ecosistema,
  • gestionar riesgo sin caer en la parálisis ni en el optimismo ingenuo,
  • cruzar aprendizajes entre sectores que rara vez se hablan entre sí,

… entonces, aunque no lo supieras, ya pensaste liminalmente.

Este tipo de pensamiento aparece cuando las reglas del juego están cambiando, o cuando las estructuras tradicionales se revelan insuficientes. Es incómodo, sí. Pero también fértil.

¿Cómo saber si ya piensas liminalmente?

No hace falta haber leído a Bateson, a Mary Douglas o a Edgar Morin para pensar liminalmente. Muchas personas lo hacen de forma intuitiva, casi corporal.

Algunas señales posibles:

  • Te sientes cómodo trabajando entre equipos de distintas áreas, industrias o perspectivas.
  • Eres de los que ven venir los conflictos antes de que estallen.
  • Eres bueno detectando contradicciones 
  • Te interesa tanto el contexto como los datos.
  • Eres más de hacer preguntas que de dar respuestas.
  • No te enamoras de un solo enfoque: prefieres construir puentes entre varios.
  • Te interesa (incluso te fascina) cómo interactúan disciplinas distintas, incluso si no las dominas todas.

Si esto te suena familiar, probablemente ya estás habitando lo liminal. El siguiente paso es hacerlo con mayor conciencia y sistematicidad.

¿Y si todavía no piensas así?

Entonces quizás esto te llame la atención, incluso te incomode. Y eso también está bien. Porque el pensamiento liminal no es un talento exclusivo. No es un don innato ni una moda pasajera. Es una práctica. Y como toda práctica, se puede aprender.

Si te encuentras con frecuencia en situaciones donde lo conocido ya no te alcanza, donde sientes que hay algo más complejo que todavía no sabes nombrar, donde intuyes que hace falta otro tipo de mirada, pero no sabes cómo construirla, este enfoque también es para ti.

Pensar liminalmente es como aprender a leer entre líneas. No para volverse más abstracto, sino para actuar con más sentido. No para complejizar todo innecesariamente, sino para decidir mejor en contextos inciertos.

¿Se puede sistematizar el pensamiento liminal?

Sí. En Cratorn venimos trabajando en crear entornos donde esta capacidad se entrene, se refine y se transforme en una herramienta concreta para la gestión.

Uno de esos entornos es el Master Executive ESGT: una propuesta formativa que no solo aborda las transiciones ecológicas, sociales, financieras, gubernamentales y tecnológicas desde lo técnico, sino que enseña a operar en zonas liminales.

Este tipo de pensamiento se puede entrenar mediante:

  • simulaciones complejas y juegos de decisión;
  • marcos de análisis inspirados en la antifragilidad de Taleb;
  • ejercicios de mapeo sistémico, diseño especulativo y análisis narrativo;
  • herramientas de escucha profunda y traducción entre lógicas opuestas.

No creemos en dar respuestas empaquetadas, ni en repetir las lógicas del management del siglo XX. Creemos en diseñar conversaciones, explorar tensiones, leer sistemas y decidir desde otro lugar. En enseñarte no solo a actuar, sino a pensar distinto para actuar mejor. 

Aquí puedes ver la Matriz de habilidades liminales (1) : una herramienta visual para identificar fortalezas y áreas de desarrollo en contextos de alta complejidad. Ideal para diagnósticos 360°, procesos de aprendizaje y liderazgo en transición.

La herramienta se utilizó como autodiagnóstico individual y, posteriormente, como insumo para una reflexión colectiva sobre capacidades de frontera. Los resultados evidenciaron que, si bien hay una alta percepción de dominio en dimensiones como escucha profunda y tolerancia a la ambigüedad, existen brechas en interconexión de saberes y traducción entre mundos. Esto abrió la puerta para diseñar itinerarios personalizados de aprendizaje y generar comunidades de práctica basadas en complementariedad.

El valor de habitar el umbral

Vivimos en un tiempo en que las cajas conceptuales tradicionales ya no alcanzan. Las lógicas heredadas crujen. Las herramientas del pasado se vuelven obsoletas.

En ese contexto, pensar liminalmente no es una extravagancia, es una necesidad. Es lo que permite sostenerse cuando todo tiende al cortoplacismo, cuando la presión por respuestas es asfixiante, cuando los desafíos no se dejan atrapar en categorías fáciles.

Así como en arquitectura existen los espacios de transición —el zaguán, el pasillo, el aeropuerto, el porche—, también en el pensamiento existen esos pasajes que no son un fin en sí mismos, pero sin los cuales no se llega a ningún lado.

Quizás el trabajo del futuro no lo tengan quienes sepan más, sino quienes sepan moverse mejor entre cajas que otros ni siquiera sabían que existían.

Quizás también, los verdaderos líderes no serán quienes den las respuestas más rápidas, sino quienes aprendan a sostener las preguntas para ir más allá de una solución transitoria. 

¿Esto resuena contigo?

Entonces quizás sea momento de dejar de improvisar y empezar a entrenar esa forma de pensar. El Executive Master ESGT es un entorno diseñado para quienes ya sienten que lo viejo no alcanza, y que están listos para operar desde otro tipo de inteligencia.

y tu, ¿estás listo para dejar de improvisar en lo incierto y empezar a diseñar desde lo liminal?”

 

Lecturas para quienes quieren ir más allá

Este artículo puede ser un punto de partida, pero no es el único. Para quienes quieran profundizar, sugerimos algunas lecturas:

  • Gregory Bateson – Pasos hacia una ecología de la mente
  • Edgar Morin – El método (cualquier tomo)
  • Mary Douglas – Pureza y peligro
  • Nassim Taleb – Antifrágil
  • Nora Bateson – Small Arcs of Larger Circles
  • Humberto Maturana y Francisco Varela – El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano
  • Fritjof Capra – La trama de la vida
  • Donna Haraway – Seguir con el problema

(1) La Rueda de habilidades liminales fue diseñada por Cratorn SOM y CapacitaRSE como parte del toolkit pedagógico del Master Executive ESGT, con el objetivo de mapear y fortalecer competencias clave para liderar en escenarios complejos, transversales y cambiantes.

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